La bossa nova es un género musical de origen brasileño que surgió a fines de los años cincuenta, impulsada por un grupo de estudiantes y músicos de clase media procedentes de Copacabana e Ipanema, en los barrios de Rio de Janeiro situados junto a la playa. El nombre se puede traducir como "el ritmo nuevo" o "el camino nuevo ". Se hizo muy conocida en Brasil gracias a la grabación de Saudade de Bahia y Rosa Morena interpretada por Dorival Caymmi, de "Chega de Saudade" interpretada por João Gilberto y compuesta por Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes, tres de los principales exponentes de este género en Brasil.
No hay un consenso que reconozca la bossa-nova como un movimiento. Sin embargo, este estilo es reconocido por su importancia dentro de la historia de la música brasileña. Recogió los rasgos distintivos del samba callejero, estridente y ardiente, para quitarle decibelios, fervor y tambores, y llevarlo a espacios más reducidos donde se pudiera escuchar en plena tranquilidad. Surgieron nuevas y sofisticadas armonías, con irregularidades que tenían una relación directa con el espíritu de la música de posguerra estadounidense, entre ellas el jazz. Las letras y la música mantenían además una estrecha relación entre sí, aunque su característica principal es el ritmo, de raíz brasileña.
La bossa-nova se toca normalmente con guitarra clásica, cuerdas de nylon y con los dedos (sin púa). En su forma más pura basta con la guitarra sin acompañamiento y la melodía cantada, como puede escucharse en numerosas interpretaciones de João Gilberto. Incluso en los arreglos de jazz de más envergadura, que se hacían para grupos hay casi siempre una guitarra que lleva el ritmo principal.
Aunque no sea tan importante como la guitarra, el piano es otro de los instrumentos que se usan en la bossa-nova; Jobim escribió para el mismo e interpretó en él la mayor parte de sus grabaciones. El piano ha servido también como puente estilístico entre la bossa-nova y el jazz, permitiendo que estos dos géneros se influencien el uno al otro
.No hay un consenso que reconozca la bossa-nova como un movimiento. Sin embargo, este estilo es reconocido por su importancia dentro de la historia de la música brasileña. Recogió los rasgos distintivos del samba callejero, estridente y ardiente, para quitarle decibelios, fervor y tambores, y llevarlo a espacios más reducidos donde se pudiera escuchar en plena tranquilidad. Surgieron nuevas y sofisticadas armonías, con irregularidades que tenían una relación directa con el espíritu de la música de posguerra estadounidense, entre ellas el jazz. Las letras y la música mantenían además una estrecha relación entre sí, aunque su característica principal es el ritmo, de raíz brasileña.
La bossa-nova se toca normalmente con guitarra clásica, cuerdas de nylon y con los dedos (sin púa). En su forma más pura basta con la guitarra sin acompañamiento y la melodía cantada, como puede escucharse en numerosas interpretaciones de João Gilberto. Incluso en los arreglos de jazz de más envergadura, que se hacían para grupos hay casi siempre una guitarra que lleva el ritmo principal.
Aunque no sea tan importante como la guitarra, el piano es otro de los instrumentos que se usan en la bossa-nova; Jobim escribió para el mismo e interpretó en él la mayor parte de sus grabaciones. El piano ha servido también como puente estilístico entre la bossa-nova y el jazz, permitiendo que estos dos géneros se influencien el uno al otro