Catedral Metropolitana de la Ciudad de México (México, MEXICO)
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México es la sede de la Arquidiócesis Primada de México ubicada frente a la Plaza de la Constitución, en el centro histórico de la Ciudad de México.
Las medidas aproximadas de este templo son 59 metros de ancho por 128 de largo y una altura de 60 metros hasta la cúpula.
Es también una de las principales obras del arte mexicano, y se considera la más sobresaliente de todo el arte hispanoamericano. Construida con cantera gris, cuenta con cinco naves y 16 capillas laterales.
Está dedicada a la Asunción de la Virgen María.
Historia de la construcción
En el tiempo de la ciudad de Tenochtitlán el área en donde se encuentra la actual catedral estuvo ocupada por un pequeño templo dedicado a Xipe o quizá por el templo de Quetzalcóatl, un templo dedicado al sol y otras edificaciones menores.
Tres años después de concluida la conquista, Hernán Cortés mandó construir una iglesia en el lugar aprovechando material de los templos aztecas. Esta iglesia fue convertida en catedral por Carlos V y el papa Clemente VII según la bula del 9 de septiembre de 1534 y nombrada metropolitana por Paulo III en 1547. Pronto quedó clara su insuficiencia y por mandato de Felipe II se derribó en 1552. Los trabajos de construcción de la nueva no comenzaron sino hasta 1571 cuando el virrey Martín Enríquez de Almansa y el arzobispo Pedro Moya de Contreras colocaron la primera piedra de su sucesora, la actual catedral.
La suma del costo de la obra hasta la dedicación de 1657 fue de 1.759.000 pesos. Dicho costo fue cubierto en buena parte por los reyes Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Luego, hubo un concurso para designar al arquitecto que terminaría la fachada. El proyecto ganador de dicho concurso fue el neoclásico presentado por el veracruzano José Damián Ortiz de Castro, que se antepuso a los de José Joaquín de Torres (barroco) e Isidro Vicente de Balbás. Ortiz de Castro procedería a terminar las torres, parte de la cúpula y obras al interior. La muerte de Ortiz de Castro dejaría las obras en suspenso un breve tiempo. En 1793 el arquitecto valenciano Manuel Tolsá recibe el encargo de finalizar las obras de construcción de la Catedral, que no concluyen sino hasta 1813.
Entre los arquitectos que intervinieron en las obras de la Catedral a lo largo de los siglos, estuvieron Claudio de Arciniega, que trazó el proyecto inicial, y Juan Miguel de Agüero. Informaron sobre el proyecto, desde el otro lado del Atlántico, Alonso Pérez de Castañeda y Juan Gómez de Mora. Juan Gómez de Trasmonte realizó la mayor parte de su actividad profesional como maestro de obras de la Catedral en la primera mitad del siglo XVII, al tiempo que intervenía en la Catedral de Puebla.
Sucesos de la Catedral
A lo largo del tiempo la catedral ha perdido parte de su acervo artístico.
Se tiene constancia de algunas de las obras perdidas:
lámparas de plata de gran tamaño,
candelabros,
blandones y figuras del mismo metal,
la custodia de Borda (88 marcos de peso en oro; con 10 perlas, cubierta al frente por 5872 diamantes y al dorso por 2653 esmeraldas, 544 rubíes y 28 zafiros),
un pectoral de oro con reliquias,
otro con topacios y brillantes y con anillos de accesorio,
alfombras,
cojines,
colgaduras y muchos tesoros más de características similares.
El edificio
La fachada
En la fachada se observan tres relieves en mármol blanco. El central representa la Asunción de la Virgen María. El que se tiene del lado izquierdo muestra la entrega de las llaves del Cielo a San Pedro; el que se tiene a mano derecha, la Barca de la Iglesia. Sobre el reloj se encuentran tres figuras representativas de las virtudes teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad. La Fe sostiene una cruz, la Esperanza un ancla y la Caridad sujeta a dos niños. El reloj y las esculturas se deben a Tolsá, así como las balaustradas y florones que coronan todo el conjunto.
El Campanario
La Catedral tiene varias campanas; la más antigua de ellas fue hecha por fundición 5 años después de que se empezó a construir el nivel inferior de la catedral, aproximadamente en 1578. La más grande pesa aproximadamente 13 toneladas y está dedicada a la Virgen María. La más reciente fue bendecida por el Papa Juan Pablo II en su última visita a México, y pesa 2 toneladas dedicada a San Juan Diego. La campana más pequeña pesa aproximadamente 60 kilogramos.
El altar del Perdón
El retablo es obra de Jerónimo de Balbás (1735). A principios de 1967 hubo un incendio en la catedral que dañó el altar. Gracias a la restauración practicada se puede admirar el día de hoy una gran obra de arte virreinal. Se llama así porque ahí piden perdón los fieles. Esta es una de las obras más grandes del autor tiene un estilo churrigueresco el cual es muy detallado, todo el acabado de esta obra está cubierto con hoja de oro.
El coro
Personas que cantan cantos hacia Dios y los santos (coro parroquial).
La sillería del coro está fabricada en una excelente talla de tapincerán. Tiene dos niveles de sitiales: el alto para canónigos y el bajo para seíses y sochantres. En la parte superior, tiene figuras talladas en medio relieve, de obispos y santos.
La sillería del coro es fruto del arte de Juan de Rojas (1695). También fue dañada en el incendio de 1967.
Al centro del coro, entre la reja y la sillería, está un facistol de caoba, adornado con figuras de marfil, una de las cuales, es un crucifijo que corona toda la obra. Se usa para sostener los libros de canto, y está conformado por tres cuerpos.
La portada del coro y la crujía (el corredor cerrado que va desde es coro hasta presbiterio) fueron hechas con el diseño del pintor Nicolás Rodríguez Juárez bajo la supervisión del sangley Quiauló. La bella reja del coro es de tumbaga y calain, y fueron estrenadas en 1730. Se fabricó en la ciudad de Macao, China, y sustituyó a una anterior esculpida en maderas.
Cúpula
Se terminó con adaptaciones al proyecto de Ortiz de Castro.
En el interior también se representó la Asunción de la Virgen (Rafael Ximeno y Planes, 1810).
La cúpula que existe hoy en día, es obra de Manuel Tolsá, y de tambor octogonal, levantada al centro del crucero, sobre cuatro columnas y rematada por una linternilla.
Las actuales ventanas son de Matías Goeritz. En el incendio de 1967, ocasionado por un corto circuito en el Altar del Perdón la pintura de la Asunción se consumió.
Altar principal
Éste desapareció en los años cuarenta del siglo XX; nunca sustituido solo hay un paramento de alabastro con una cruz rodeada de elementos ornamentales; a su izquierda una imagen de bulto de la Virgen en la advocación catedralicia de la Asunción.
La mesa del Altar fue puesta con motivo del Santo Jubileo del Año 2000, su estilo modernista choca con los estilos virreinales de la Catedral; fue esta mesa anti-estética e inadecuada la única aportación de Cabildo y obispado en tan notable fecha.
Altar de los Reyes
El Altar de los Reyes, se encuentra en el ábside del templo, detrás del Altar Mayor. Es obra del insigne Jerónimo de Balbás, autor del Altar del Perdón de esta misma catedral, y del Altar Mayor de la Catedral de Sevilla, entre otras.
Este bello altar, que se puede considerar un monumento dentro de otro monumento, es la obra cumbre del estilo churrigueresco español o barroco estípite, y se considera la obra maestra de su destacado autor. Mide 25 metros de altura, 13 de ancho, y 7 metros de fondo; se eleva al fondo de Catedral ocupando el ábside.
Es una talla formada por tres calles verticales, dos laterales y una al centro, adornada con los cuadros La Asunción de la Virgen, y La Adoración de los Reyes, del pintor Juan Rodríguez Juárez. Éste último, es el que da nombre al altar, además de una serie de esculturas de bulto de reyes y reinas canonizados (santificados), que posan a lo largo y ancho del altar.
Fue realizado en maderas preciosas policromados, en una exuberante composición de pilastras y columnas, follaje, guirnaldas y querubines. El conjunto está estofado, revestido con hoja o lámina de oro, lo cual le confiere majestuosidad a la obra. Está cerrado por una doble bóveda, y en lo más alto del conjunto, se haya una representación de Dios Padre, presidiendo el magno conjunto.
Capilla de las Ánimas
Ubicada fuera de la catedral, vecina al abside el nor-poniente del mismo, esta capilla del siglo XVII desentona con el resto del edificio por su magra construcción. Su sencilla portada, un arco de medio punto, flanqueado por pilastras tableradas; su segundo cuerpo- remate, a su vez flanqueado por un par de ventanas ovaladas. De ningún mérito artístico, esta capilla sirve hoy día, para los bautizos que se llevan a cabo en la Catedral Primada de México.
La sacristía
Es el espacio más antiguo de la Catedral (Chihuahua). En 1626, al ordenar el virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, Marqués de Cerralvo (1624-1635) la demolición del antiguo templo, la Sacristía funcionó (hasta 1641) como el lugar donde se celebraban los oficios. Lógicamente ahí fue colocado el altar mayor y según el inventario de 1632, éste contaba con dos atriles, uno de hierro dorado y el otro de plata hecho por el maestro Pedro Ceballos.
En el interior de la sacristía se puede admirar enormes cuadros de los pintores novohispanos Cristóbal de Villalpando y Juan Correa.En Chihuahua los títulos de los cuadros son: El Triunfo De La Iglesia, La aparición de San Miguel, La Mujer del Apocalipsis (Villalpando); El Tránsito De La Virgen y La Entrada De Cristo A Jerusalén (Correa). Asimismo, hay una pintura atribuida al pintor español Bartolomé Esteban Murillo.
No se cuenta aún con la suficiente documentación para darnos una idea de la decoración interior que presentaba entre 1641 y 1684, pero en cambio si se registran abundantes ornamentos y orfebrería en los inventarios de 1632, 1649, 1654 y 1669, dándonos pistas sobre lo que había.
Los muebles que hoy alberga son del último tercio del siglo XVIII: armarios y cajoneras en madera de bálsamo “que se apegan fielmente a los preceptos que al respecto formuló San Carlos Borromeo”, cardenal y arzobispo de Milán, en sus Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos de 1577.
Juan de Viera comenta que en las cabeceras de la Sacristía había “dos mesas de caoba de China, negras como azabache, donde se ponen los cálices preparados para el sacrificio, siendo sus tableros de una pieza de dos varas de ancho y dos y medio de largo”. Y continúa señalando que la “caxonera” es de maderas “exquisitíssimas de palo de Saongolica y otros, con sus cerrajes dorados y repartidos a proporción, alacenas con puertas de la misma madera... y en la circunferencia ... junto a los caxones distantes dos varas, sillas de brazos de la misma caoba”. Dichas cajoneras fueron alteradas en fecha reciente debido, al parecer, a problemas de funcionamiento.
Todavía el libro de Toussaint de 1948 registra fotográficamente el ajuar de sillas con patas de cabriola y una credenza con cajones de faldones abombados, patas de cabriola y garra, además de relieves fitomorfos.
El armario para cálices, originalmente ubicado en el muro poniente bajo la Virgen del Apocalipsis de Cristóbal de Villalpando, albergaba gran número de “cálices de oro y vasos del mismo metal guarnecidos de finísimas piedras y otras vasijas y vasos sagrados, candeleros, pedestales, acheros de plata sobre dorada y cruceros ... es mucha su riqueza. Solo de custodias de oro y diamantes tiene cinco, sin una nueva que ha costado 116,000 pesos”. El inventario de 1662 da cuenta de los aguamaniles, uno de ellos obra del platero Ena.
En 1957 se cambiaron el piso y la tarima perimetrales de madera por otro pétreo escalonado; se colocó una reja gemela a la de la sala Capitular (adaptada por el arquitecto Antonio G. Muñoz) para vestibular el espacio creándose una antesacristía. También el maestro Soto alteró las proporciones originales de algunas cajoneras: fue cortada la cajonera corrida del muro testero y se colocó al centro un oratorio de caoba “de gusto híbrido”.
Por último, el lienzo de la Virgen de Guadalupe con donante, obra de Francisco Martínez realizada en 1747 que permaneció largo tiempo en el sótano, ahora preside la sala Guadalupana del antiguo edificio de la Curia.
Las criptas
La catedral cuenta con criptas para los fieles que deseen adquirir, aunque actualmente se encuentra todavía en proceso de reparación y por lo tanto para ingresar, es necesario ser poseedor o visitante de un nicho en específico.
Debajo del Altar de los Reyes se encuentra la cripta principal que alberga los restos de los arzobispos que han sido titulares de la Arquidiócesis, desde Fray Juan de Zumárraga hasta el Cardenal Ernesto Corripio y Ahumada, cuyos restos fueron depositados en abril de 2008. En el centro de la cripta de los Arzobispos hay un cenotafio con la figura de Zumárraga y todos los demás arzobispos están colocados en nichos en las paredes. Debajo del monumento de Zumárraga hay una escultura azteca que representa una calavera. Otra escultura prehispánica geométrica fue incorporada en la parte inferior del altar.
Los campanarios
Las torres de la Catedral tienen una altura entre 64 y 67 metros. Cada una está rematada en forma de campana (Ortiz de Castro, 1788). La campana puede ser tomada como un símbolo de la comunicación entre Dios y el hombre. Entre las dos cuentan con espacio suficiente para albergar 56 campanas, aunque al día de hoy son treinta las que han sido colocadas. La mayor de ellas tiene el nombre de Santa María de Guadalupe y pesa alrededor de trece toneladas. La más antigua, Santa María de la Asunción (también conocida como Doña María), es de 1578. La más nueva es del año 2002 y fue colocada con motivo de la canonización de Juan Diego. Fue bendecida por el papa Juan Pablo II. Dentro de la parte superior de cada torre hay escaleras de madera de forma elipsoidal, de las cuales hay muy pocos ejemplos en el mundo. Estas escaleras helicoidales u ovaladas son, como se decía líneas arriba poco utilizadas pues el deterioro ocasionado por el tiempo y es evidente, por lo cual solo son usadas por los campaneros. Empero, el enorme desgaste de escaleras y zonas del campanario se ha agudizado por la extensiva vista de turistas a un sitio no hecho para ello, por lo cual se recomienda no realizar la visita que se considera de alto riesgo.
Curiosidades
En 1943 sucedió un accidente en el interior del campanario. Un campanero inexperto al intentar mover una de las campanas que tienen que moverse por la parte interior fue golpeado en la cabeza y murió al instante. Como consecuencia, la campana fue "castigada" y le fue removido el badajo para que no sonara más. En los años siguientes esta campana se hizo muy famosa y fue apodada como la "castigada" o "la muda" hasta el año 2000, cuando fue perdonada como parte del año del perdón, su badajo le fue instalado nuevamente.
La torre oriente de la Catedral Metropolitana fue restaurada en Octubre del 2007. Durante los trabajos de restauración que se realizaron se encontró una cápsula del tiempo que data del 14 de mayo 1791, y que fue colocada cuando se concluyó la construcción del templo. La caja de 15.5 por 8.2 centímetros fue sellada con soldadura de plomo y se conservó durante 216 años en impecable estado. Alrededor de 50 piezas fueron encontradas en su interior, éstas incluyeron 23 monedas conmemorativas, 5 monedas de plata de la época, 11 medallas religiosas, cinco grabados, un dibujo, un relicario, una pieza de cera de Agnus hecha en el Vaticano, cinco cruces de palma e incluso una oración contra los rayos, los temblores, la peste y las muertes repentinas. En la misma caja había un pergamino colocado que hacía relación de las piezas y revelaba la existencia de otra cápsula del tiempo, en la torre poniente.
El sagrario
El sagrario es el lugar en los templos donde se contiene reservada la Eucaristía.
En la mayoría de las iglesias novohispanas, el Sagrario constituye un recinto anexo al templo, y en el caso de la Catedral, se trata de un fabuloso edificio de estilo barroco estípite en su exterior, y neoclásico al interior.
Diseñado por Lorenzo Rodríguez, su fachada labrada en cantera gris se yergue orgullosa sobre muros de tezontle rojo, pues rojo es el vaso en que brilla la veladora que ilumina todos los sagrarios cristianos (pues al echar polvo de oro en el vidrio fundido, este se vuelve rojo al solidificarse). Tiene dos portadas, una al sur y otra al oriente. Es de planta de cruz griega, y es la parroquia de la Catedral Metropolitana, anexa a ésta.